
La arquitectura no está exenta de la globalización, actualmente se construye de la misma manera y con los mismos materiales que en Norte América o que en Finlandia, sin tener en cuenta las verdaderas necesidades y características de cada lugar. Hasta los años 50 en Andalucía se edificaba pensando en la prevención del calor: con muros anchos, calles angostas o mucha vegetación para dar sombra. Hoy se urbaniza con amplias calles pero sin tener en cuenta la necesidad de cobijarnos, protegernos del sol por parte nuestra y de todo lo que utilizamos, como los vehículos. Sevilla no tiene sombra, no se proyectan pérgolas, muchas paradas de autobuses solo tienen un mástil con un cartel indicatorio sin ningún refugio del sol o los jardines infantiles son inutilizables en verano hasta bien entrada la noche porque los materiales han estado expuestos al sol durante todo el día. Los arquitectos y urbanistas tienen que pensar que en Sevilla vivimos con calor y hay que construir pensando en él, no solo en lo estético y cosmopolita.
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